sábado, 11 de marzo de 2017

Tu tomaste lo mejor de mí.
¿Será  cierto que el amor alcanza al corazón una sola vez en la vida? El Universo se lo grita a mi pecho cada vez que tu recuerdo arde y sangra.
Hoy te vi, mi corazón se detuvo. Hoy te vi, y no eras tú, pero mi alma no se enteró. Hoy te vi y no pude evitar, como siempre, perderme en la ilusión de que aún me añoras en secreto, como para tratar de engañarme a mí misma y que duela menos este amor. Y no sé si realmente es amor, pero duele. Aún duele. Tres meses y duele mientras te recuerdo todos los días, preguntándome como me equivoqué tanto. Seis meses y duele verte tomado de una nueva mano, disfrutando nuevas caricias, anhelando nuevos sueños. Un año y quema pensar en que hace tanto no te siento, y sigues tan lejos. Seis meses más y todavía duele mientras te recuerdo todos los días,  preguntándome cómo mierda me equivoqué tanto, mientras tú dibujas tu futuro de aquella maldita nueva mano.
Yo te extraño, y me odio porque no sales de mi corazón. Me odio porque fue mi culpa perderte y me desespera este desenlace. Fuimos el todo y te fuiste, y yo me quedé vacía mirando al techo sin esperanza de nada. Y trato, te juro que trato con todas mis fuerzas de que el día a día tenga sentido, pero hasta eso te llevaste y ahora soy un cuerpo sin alma, que lucha por sentir algo más que esta pena que me ahoga.
Hoy imaginé tu abrazo, hace tanto que no lo recordaba, y fue tan cálido, tan lejano. Como los rayos del sol que confortan en invierno, lejanos destellos de lo que desaparece cuando el invierno irrumpe con vehemencia. Por la cresta que duele tu amor, pero tú me lo dijiste y yo no te escuché.
Muero por preguntar cómo lo hiciste, porque se que tu amor era como el mío. Como hiciste para dejar atrás nuestra historia y comenzar una nueva. Yo no puedo. Me pierdo en este juego y me rindo. No hay consuelo para mí, no hay esperanza. Me rindo a que duela por siempre esta pena, me rindo a que siempre estés en mi recuerdo, me niego a condenar a otro a vivir bajo tu sombra, asique abrazo a esta soledad que me acompaña.
¿Cómo pasó, que de ser tu pequeña pasé a ser la nada?...

Si me dijeras “aun te amo”, moriría feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario